Leí Más que un Carpintero en los años 80 y se convirtió en mi libro favorito. He comprado muchos y los he regalado y sigo haciéndolo. Mi madre era maestra de escuela pública y le hablé del libro. Un año de los 80 envolvió el libro y se lo regaló a sus ayudantes de profesores que eran estudiantes de secundaria.
Mi madre tiene ahora 89 años y vio a uno de sus antiguos asistentes en la oficina de correos. La saludó y le preguntó si se acordaba de él. "¡Por supuesto!"
Él le dijo que su regalo de Navidad hacía tantos años había cambiado su vida y que había aceptado a Cristo y había sido llamado a ser pastor. Todo porque su madre le había regalado el libro “Más que un carpintero.“
Lloré porque pude compartir esa alegría, porque se lo había recomendado. Quería que tú también compartieras esa alegría.
Continuaré compartiendo el libro y agradeceré al Señor que te usó para escribirlo.
