Muchas personas afirman que la sociedad está mejor sin la religión, considerándola degradante y perjudicial para la salud mental y la felicidad.

Para los ateos, creer en lo sobrenatural es absurdo.

Christopher Hitchens afirmó una vez que la creencia religiosa requiere fe, pero el ateísmo no, porque se basa principalmente en las pruebas empíricas de la ciencia.

Irónicamente, Albert Einstein, posiblemente el científico más influyente del siglo XX, afirmó que lo más incomprensible del mundo es que es incomprensible.

Einstein comprendió una *verdad* básica sobre la ciencia: que se basa en determinados supuestos filosóficos sobre el mundo natural, — incluida la existencia de un mundo externo real que es ordenado y conocible, y la fiabilidad de nuestras mentes para comprender ese mundo. La ciencia no puede proceder al margen de estos supuestos.

Preguntas para Reflexionar

Muchas personas suponen que todas las religiones hablan básicamente de lo mismo.

"¿No están todos los diferentes grupos religiosos —cristianos, musulmanes, mormones, budistas, etc.—experimentando al mismo Dios, sólo que explicándolo de diferentes maneras, por lo que todos son verdaderos?"

Los hechos no respaldan esta afirmación. Por ejemplo, el cristianismo y el islam difieren dramáticamente en su teología.

El Jesús del cristianismo murió para ofrecer a cada persona el don gratuito de la salvación. No tienes que ser "suficientemente bueno" para entrar en el cielo. Llamamos a este don la " inmerecida misericordia " de Dios hacia nosotros.

El Jesús del Islam, en cambio, no es el Hijo de Dios y no murió por los pecados del mundo. Así pues, los musulmanes deben ganarse su entrada en el paraíso, en parte mediante sus obras de rectitud. 

Incluso si comparamos grupos que profesan ser cristianos — el mormonismo y los testigos de Jehová, por ejemplo — podemos ver dónde han reducido significativamente la autoridad y el poder sobrenatural de Jesús. Una pera puede llamarse manzana, pero eso no cambia el hecho de que en realidad es una pera.

Incluso el budismo y el hinduismo tienen diferencias doctrinales significativas entre sí y con el cristianismo.

Por tanto, no todas las religiones son iguales. Una persona puede elegir hacer esta afirmación, pero su afirmación no es ni factual ni verdadera.

Lo que diferencia al cristianismo de TODAS las demás religiones es que Jesús murió, sacrificándose, para que cada persona pueda elegir tener una relación personal con el Creador del universo. El sacrificio desinteresado de Jesús lo hace posible.

La arqueología es el estudio de los escombros de la humanidad que han sobrevivido con el paso del tiempo.

¿Puede la arqueología probar la existencia de Dios?

La mayoría de los métodos científicos modernos que recuperan los restos del pasado lo hacen para comprender mejor a los pueblos antiguos y sus prácticas. El Medio Oriente es una zona de ricas excavaciones arqueológicas.

La arqueología, sin historia, carece de sentido. La arqueología puede indicarnos una secuencia de desarrollo cultural, pero no puede darnos una cronología exacta. Es la historia la que proporciona la cronología; los acontecimientos, las personas, los lugares.

Por tanto, está fuera del alcance de la arqueología demostrar que la Biblia es la Palabra de Dios. En la actualidad, la arqueología es una ciencia en perfeccionamiento, con datos disponibles limitados.

Pero incluso con sus limitaciones, ha sido útil para ilustrar que muchos pasajes bíblicos son, de hecho, históricamente exactos. Y esto es importante, porque el cristianismo es una fe histórica que afirma que sus escritos sobre hechos sobrenaturales ocurrieron realmente.

Si los autores de la Biblia han sido exactos en sus relatos de las cosas que ocurrieron, entonces se deduce lógicamente que los milagros que mencionan, incluido el de ver a Jesús morir y luego resucitar, no tienen porqué considerarse descabellados.

Es importante que la fuente sea digna de confianza, pues así se puede creer lo que dice la fuente. La arqueología nos ha ayudado a considerar dignos de confianza a los autores de la Biblia, incluidos los discípulos de Jesús.

Josh McDowell, cuando era un escéptico furibundo, afirmó: "El cristianismo es para los débiles; es sólo una muleta".

Karl Marx opinó que "La religión es el opio de las masas".

Lo cierto es que TODOS necesitamos apoyo para desenvolvernos en este mundo. En el fondo, todos buscamos algo que nos dé fuerza y propósito. 

Entonces, ¿necesita la humanidad a Jesús? ¿O existen sustitutos adecuados, como sugieren los escépticos y los ateos?

¿Quizá el dinero, el prestigio, el poder, los "juguetes" o las relaciones? ¿O quizá los fríos y duros hechos, siempre que excluyan la posibilidad de lo sobrenatural o de un Creador inteligente?

Si el dinero, la fama y el poder funcionaran como los cimientos, entonces la gente rica, poderosa y famosa sería feliz y se sentiría realizada. Pero no es así.

Jesús nos ofrece los cimientos más seguros que jamás conoceremos. Porque una vez que comprendamos nuestro valor para Él, y la profundidad de Su amor por nosotros, nada ni nadie podrá arrebatarnos esta seguridad. 

Igual que una bombilla fue creada para dar luz cuando se inserta en el casquillo, nuestra relación personal con Jesús nos empodera.

La vida es dura, en parte, porque está pensada para ayudarnos a madurar y convertirnos en individuos que Dios pueda utilizar para hacer buenas obras en el mundo. ¡La mejor muleta del mundo!

Muchos suponen que el mal de nuestro mundo refuta la existencia de Dios.

O si Él existe, entonces Dios debe de ser un tonto indiferente porque no lo impide.

Incluso los escritores de la Biblia se quejaban del dolor y del mal. Versículos de muestra:

"Muchos males me han rodeado; tantos son que no puedo contarlos" (Salmos 40:12).

"¿Por qué es mi dolor perpetuo y mi herida incurable, que rehúsa sanar?" (Jeremias 15:18)

"Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora" (Romanos 8:22).

La Biblia nos dice claramente que Dios no creó el mundo en el estado como lo conocemos. El mal pasó a formar parte de nuestro mundo porque la humanidad así lo eligió.

Cuando Eva eligió morder la manzana, estaba diciendo: "No confío tanto en Dios como en esta serpiente que me dice que Dios me está privando de cosas buenas".

Algunos se preguntan entonces: "Pero si Dios perdona tan rápidamente el pecado, como afirman ustedes los cristianos, ¿por qué hizo que Adán y Eva abandonaran el paraíso? ¿Por qué tan severo?"

Quizás porque la historia bíblica de Adán y Eva no nos dice que estaban arrepentidos. O que pidieron perdón. Lo que sí nos dice es que rápidamente echan la culpa a otros.

Se parece mucho a cómo vivimos nuestras vidas ahora, ¿verdad?

Dios es santo, no malo. Y Él no crea el mal. Eso lo hacemos tú y yo por nuestra cuenta. Pero Dios está dispuesto a perdonar nuestra rebelión y nuestro pecado si se lo pedimos, — e incluso creó la solución. Tomó forma humana, para morir voluntariamente una muerte horrible a nuestras manos. Y cada gota de Su sangre fluyó con incesante amor.

No tenemos derecho a juzgar a Dios. Como señala Dorothy Sayers:

"Sea cual sea la razón por la que Dios decidió hacer al hombre como es — limitado, sufrido y sujeto a penas y muerte, — tuvo la honradez y el valor de tomar Su propia medicina. Sea cual sea el juego que está jugando con Su creación, ha respetado Sus propias reglas y ha jugado con equidad. No exige al hombre nada que no se haya exigido a Sí mismo. Él mismo ha pasado por toda la experiencia humana, desde las irritaciones triviales de la vida familiar y las restricciones agobiantes del trabajo duro y la falta de dinero, hasta los peores horrores del dolor y la humillación, la derrota, la desesperación y la muerte. Cuando fue hombre, actuó como tal. Nació en la pobreza y murió en la desgracia y pensó que valía la pena".

La Biblia nos dice rotundamente que a menudo NO COMPRENDEREMOS las motivaciones y acciones de Dios. Pero podemos confiar en el amor incesante de Dios. Y un día LO ENTENDEREMOS todo.

Y podemos salir adelante con confianza, sabiendo que Dios está con nosotros y a nuestro favor, animados por la certeza de que el mal de este mundo es temporal.

Dios nos promete que, cuando decidamos someternos humildemente a Su autoridad, la alegría que experimentaremos en la vida eterna, en Su presencia, ¡nos dejará boquiabiertos!

Esta pregunta, planteada a menudo, contiene el supuesto de que la Biblia está llena de discrepancias evidentes que hacen imposible creer en su origen divino.

Es una idea muy popular sostener que la Biblia discrepa de sí misma. Es muy fácil acusar a la Biblia de inexactitudes, pero otra cosa muy distinta es demostrarlo.

Algunos quieren emplear un conjunto diferente de normas a la hora de examinar la Biblia. Pero lo más justo es emplear la misma norma que se utiliza para los documentos no cristianos.

Entonces, ¿qué constituye una contradicción?

La ley de no contradicción, la base de todo pensamiento lógico, establece que una cosa no puede ser al mismo tiempo "a" y no ‘a’. En otras palabras, no puede llover y no llover al mismo tiempo. Así que alguien tiene que demostrar una violación de este principio al examinar la Biblia, para probar una contradicción.

Por ejemplo, si la Biblia hubiera dicho que Jesús murió crucificado en Jerusalén Y en Nazaret, eso sería un error demostrable.

Al evaluar las posibles contradicciones, debemos tener en cuenta que dos afirmaciones pueden diferir y, aun así, no ser contradictorias. Algunos no distinguen entre "contradicción" y "diferencia".

Como ejemplo, consideremos la historia bíblica de los ciegos de Jericó. El discípulo Mateo relata que dos ciegos se encontraron con Jesús. Pero en sus Evangelios, Marcos y Lucas mencionan solo a un ciego. Pero estas afirmaciones no niegan la una a la otra. Un estudio preciso demuestra que son complementarias.

Piensa en esto: Supongamos que hablas con el alcalde de tu ciudad y con el jefe de policía en el ayuntamiento. Más tarde, ves a tu amigo Jim y le dices que has hablado con el alcalde. Una hora más tarde, ves a tu amigo Juan y le dices que hablaste tanto con el alcalde como con el jefe de policía.

Cuando tus amigos comparan notas, hay una aparente contradicción. Pero tendrías que haberle dicho a Jim que hablaste solamente con el alcalde, para que hubiera una contradicción. Las declaraciones que hiciste a Jim y a Juan eran diferentes, sí, pero no contradictorias.

Los relatos de la Biblia muestran a veces este patrón. Muchos se apresuran a señalar supuestos errores que, en realidad, no lo son.

He aquí solo un ejemplo: En el Libro de los Jueces nos enteramos de la muerte de Sísara, a manos de Jael. Se plantea la cuestión de si Jael golpeó a Sísara mientras dormía o mientras bebía leche. Evidentemente, no pudo haber hecho ambas cosas. Una lectura más atenta de Jueces 5:25-27 revela que no se afirma que Sísara estuviera bebiendo leche en el momento del impacto, y la posible discrepancia desaparece.

A veces dos pasajes parecen contradictorios simplemente porque la traducción en cuestión no es todo lo exacta que podría ser. A menudo, el conocimiento del griego y el hebreo puede aclarar rápidamente la confusión.

Un ejemplo son los detalles en torno a la conversión de Pablo, recogidos en el Libro de los Hechos. Hechos 9:7 dice: "Los hombres que viajaban con él se quedaron mudos, oyendo una voz, pero sin ver a nadie". Pero Hechos 22:9 dice: "Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y tuvieron miedo; pero no oyeron la voz de Aquel que me hablaba".

Estas afirmaciones parecen contradictorias. ¿Oyeron o no oyeron una voz los compañeros de Pablo? Una vez más, el dominio del griego aclara esta cuestión. W. F. Arndt, un erudito griego, explica:

"La construcción del verbo ‘oír' (akouo) no es la misma en ambos relatos. En Hechos 9,7 se utiliza con la forma gramatical del genitivo, mientras que en Hechos 22,9 con el acusativo. La construcción con el genitivo expresa simplemente que se oye algo o que ciertos sonidos llegan al oído; no se indica nada sobre si una persona entiende o no lo que oye. La construcción con el acusativo, sin embargo, describe una audición que incluye la aprehensión mental del mensaje pronunciado. De esto se deduce que los dos pasajes no son contradictorios".

"Hechos 22: 9 no niega que los acompañantes de Pablo oyeron ciertos sonidos; simplemente declara que no oyeron de tal manera que entendieran lo que se estaba diciendo.

Por último, recordemos que a veces es nuestro propio conocimiento inadecuado de las circunstancias — nuestra propia ignorancia — lo que nos hace creer que hemos encontrado un error. Nos encontramos con este problema a menudo en nuestras propias vidas, ¿verdad?

Josh McDowell señala que, cuando hablaba en una clase de filosofía o historia, alguien del público solía plantearle este desafío: "¿Puedes demostrar científicamente la resurrección de Jesús?"

"Yo solía responder: 'Bueno, no, no soy científico'", comparte Josh. " Después escuchaba a la gente reírse entre dientes y a los alumnos decir cosas como: 'Entonces no me hables de ello', o '¿Así que tengo que aceptarlo por fe?' ¡Su reacción ME hizo soltar una risita!"

La ciencia es estupenda cuando se mantiene en su carril. Pero se extralimita en su autoridad cuando decide hacer afirmaciones que en realidad no ha probado (ni puede hacerlo). Como si Jesús resucitó.

A los alumnos se les escapaba este punto clave: La ciencia solo puede demostrar lo que puede repetir en un entorno controlado. Sin embargo, la comunidad científica es culpable de afirmar la teoría como un hecho.

Cuando estudiamos acontecimientos históricos o personas, en realidad no podemos recurrir a la ciencia. Pero PODEMOS utilizar una herramienta llamada prueba histórico-jurídica, que examina las pruebas disponibles para discernir respuestas. 

La prueba histórico-jurídica incorpora tres fuentes: el testimonio oral, el testimonio escrito y las pruebas documentales, que pueden ser cualquier objeto físico. Utilizando esta herramienta, una investigación sobre si viste la tele o almorzaste podría comenzar con estas preguntas: ¿Había alguien contigo? ¿Te observó algún tercero? ¿Hay un recibo del restaurante? ¿Qué hay en tu bote de basura?