¡Bienvenido! A medida que se acerca rápidamente el Día de San Valentín, quiero hacerte esta pregunta: ¿Quién es el autor del mejor San Valentín de la historia? ¿Shakespeare? ¿Keats? ¿Dickinson?
Nope. God!
San Valentín y día. Solo mencionar esas dos palabras juntas pone a algunos en un gran cansancio.
Porque no estamos en una relación y queremos una desesperadamente, o estamos en una, pero la flor del amor se ha desvanecido. Y algunos de nosotros simplemente ponemos los ojos en blanco en el Día de San Valentín, este "día festivo de Hallmark", porque se siente artificial e inauténtico.
He estado casado con mi encantadora esposa, Dottie, durante casi medio siglo (¡guau!). Puedes apostar que después de todos estos años, incluso en el Día de San Valentín, quiero que se sienta realmente amada. Pero debo admitir que, para nosotros, el Día de San Valentín no se siente diferente a los otros 364 días del año. Porque estamos "dándolo todo" cuando se trata de amarnos unos a otros.
El autor del amor perfecto
Para el ejemplo perfecto de cómo amarnos “bien”, Dottie y yo buscamos la mayor fuente de amor en el universo. Estoy hablando de Dios, por supuesto. Nuestro Creador nos ama tanto que estuvo dispuesto a tomar forma humana para demostrar la agonía que siente por el pecado. Debido a que Dios es absolutamente santo, no podía permitirnos tener una relación plena con Él nuevamente hasta que tomó nuestros pecados sobre Sí mismo en la cruz.
¡Dios suspira por nosotros! Por la relación íntima y de confianza que Él siempre planeó compartir con nosotros. Él quiere que sintamos la seguridad de Su amor las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año. Su amor es tan perfecto, de hecho, que se niega a quitárnoslo, incluso cuando menos lo merecemos. Su amor es tan constante como el sol, la luna y las estrellas, que sirven para recordarnos Su increíble consistencia, creatividad y poder.
Sabemos de Su amor porque es el mensaje que Él repite... y repite y repite... a lo largo de Su Palabra. La Biblia es Su canción de amor viva y palpitante para nosotros. Es como el mejor gesto del Día de San Valentín... solo que mucho mejor que la caja de chocolates más grande, el ramo más exuberante o la comida de 5 estrellas más lujosa disponible en el planeta.
Dios nos promete que nada podrá separarnos de Su amor. Uno de mis versículos favoritos de esta promesa se encuentra en Romanos 8:38-39. . ¡Guarda esto en la memoria! Es un versículo excelente para recordar en los momentos en que comienzas a dudar de que Dios te ama:
Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Cuando el Día de San Valentín aparezca en el calendario esta semana, deja que te recuerde el amor más grande que jamás experimentarás, si abres tu corazón a Dios. Su amor no se marchitará ni se desvanecerá como los pétalos de la hermosa rosa roja que se muestra arriba. Su amor florece eterno. Para ti y para mi. Nunca estamos separados del amor perfecto de Dios.
MIRA ESTO (contenido en inglés): un video corto de mi recordando un recuerdo de San Valentín con Dottie.
