La Biblia dice que Dios siente celos de nosotros. Pero se nos enseña desde muy pequeños que tener celos está mal. Entonces, ¿es Dios capaz de hacer el mal?
No. La Escritura nos promete que "Todo lo que Él hace es justo y recto. Es un Dios fiel que no hace mal; qué justo y recto es Él" (Deuteronomio 32:4). Y Hebreos 6:18 afirma: "Para Dios, hacer el mal iría en contra de su propia naturaleza y carácter, lo cual no puede ser ".
Así que el problema debe estar en nuestra definición de la palabra celoso. Aunque celoso en español se utiliza sobre todo en un sentido maligno, en hebreo las palabras "Dios celoso" son "el qana", que expresan pasión y cariño, la mayoría de las veces en conexión con una relación matrimonial. Dios consideraba a los israelitas su pareja matrimonial, y quería que le amaran como una esposa se dedicaría exclusivamente a su esposo. Éxodo 34:14 afirma: "No te inclinarás ante ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso".
Como seres relacionales, podemos identificarnos con el deseo de ser amados en exclusiva. Estamos diseñados para desear celosamente el amor exclusivo del otro. Y como Dios es perfectamente bueno y santo, sus celos no son en absoluto egoístas. Sabe que cuando le amamos exclusivamente -con todo nuestro corazón, alma y fuerzas- nos permite experimentar la alegría y el sentido que buscamos en la vida. El amor celoso de Dios es un modelo a seguir para nosotros.
Pregunta: ¿Alguna vez has estado loco de celos por alguien? ¿Qué emociones te vienen a la mente al recordar esa relación? ¿Hiciste algo realmente tonto cuando estabas atrapado en tus celos?
Pregunta: ¿Puedes ver que los celos de Dios por nosotros son completamente opuestos, que son algo bueno? ¿Cómo te sientes al saber que Dios desea tanto una relación contigo?
Content adapted from Josh and Sean McDowell’s book, Preguntas Profundas sobre Dios y la Biblia.
