La Duda: Cuándo es Beneficiosa Para los Cristianos

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¡La duda puede ser el catalizador de la verdadera fe! No intentes ocultar la tuya.

¿Tienen los cristianos "de verdad" libertad para dudar de la existencia de Dios, de Jesús y de las verdades de la Biblia? ¿O debemos sentirnos culpables cuando nuestra fe se tambalea como la gelatina? Señala Paul Tillich: "La duda no es lo contrario de la fe; es un elemento de la fe".

Dios sabe que tendremos preguntas y dudas porque no podemos ver el panorama completo como Él. Por eso nos dice repetidamente, en Su Palabra, que confiemos y nos tranquilicemos ("¡NO temáis!"). Pero Dios también nos dice que busquemos el crecimiento de nuestra fe. La duda es una gran motivación para alimentar esta búsqueda.

Dios no se ofende por nuestra duda. Dios nos ha diseñado para que busquemos la verdad, para que crezcamos en nuestro conocimiento de Él. Entonces, ¿por qué nos parece mal, si no incorrecto, que se cuestione a Dios, la Biblia e incluso la postura de nuestra iglesia particular sobre un tema?

A todos se nos pueden ocurrir razones para están no querer hacernos las grandes preguntas, dice Ann Sullivan, autora de Permission to Doubt: One Woman’s Journey into a Thinking Faith [Permiso para dudar: El recorrido de una mujer hacia una fe pensante]. No queremos parecer vulnerables o confusos. Nos han enseñado que nuestras preguntas son un signo de falta de respeto o de incredulidad. Tememos que nuestra fe se doblegue bajo las brillantes luces del interrogatorio. Y algunos de nosotros, añade, eludimos por completo la investigación, solo para asegurarnos de que Dios no se enfade con nosotros. "Pero si Dios es realmente Dios", se plantea, "¿cómo podría sentirse amenazado por nosotros? Si nuestra fe está arraigada en la verdad y nuestra capacidad de razonar es un don de Dios, ¿no debería ser capaz de manejar cualquier pregunta que se nos ocurra?"

Su pregunta llega al meollo de la cuestión, ¿verdad? Algunos de nosotros ocultamos o ignoramos nuestras dudas porque no estamos seguros de que Dios pueda soportar que nos atrevamos a hacer preguntas. Confiar en Dios es algo duro para las personas a las que se enseña que Dios se enfada fácilmente y se deleita en darles golpecitos en la cabeza. 

Me gusta la claridad que aporta Pete Enns, un célebre profesor universitario, cuando sugiere: "Dudar de Dios es doloroso y aterrador porque pensamos que estamos dejando atrás a Dios, pero sólo estamos dejando atrás la idea de Dios de la que nos gusta rodearnos: —el Dios pequeño, el Dios que controlamos, el Dios que está de acuerdo con nosotros. La duda nos obliga a mirar quién creemos que es Dios".

Si la fe y la duda se expresaran como una ecuación matemática, añade el escritor cristiano Ed Cyzewski, sería así: Un poco de fe > mucha duda. La duda, dice, no anula nuestra fe. Porque lo contrario de la fe no es la duda, sino la incredulidad.


Escéptico versus Escepticismo

La definición de escéptico es "tener una actitud de duda". Como filosofía, el escepticismo llega a cuestionar incluso si es posible que los humanos alcancen el conocimiento. "¿Podemos llegar realmente saber algo?", se preguntan estos pensadores. "¿Existe realmente esta silla, o sólo pienso que existe?

El Escepticismo Pirrónico, desarrollado en la antigua Grecia, se niega incluso a emitir juicios definitivos sobre la verdad o falsedad de cualquier creencia. Así que no preguntes a estos pensadores si la silla existe, porque sólo argumentarán a favor de ambas partes. Algunos incluso proponen que nuestra "realidad" humana individual —las vidas que tú y yo creemos vivir a diario— no es más que una fantasía mental generada por un genio maligno o unos super-ordenadores. (Pon el tráiler de la película Matrix, por favor). 

John Ortberg, Jr., en su fabuloso artículo de ChristianityToday.com titulado Slaying Spiritual Skepticism [Acabar con el escepticismo espiritual], afirma que la forma más destructiva de escepticismo es una enfermedad no tanto del intelecto, sino de la voluntad. "No es la duda de Tomás la que conduce a la búsqueda de la verdad", escribe, "es la duda de Pilato ("¿Qué es la verdad?"), que es menos una pregunta sobre la verdad que una afirmación de que no se puede encontrar la verdad, una excusa para lavarse las manos de todo el asunto y seguir simplemente mi agenda".

He aquí una pregunta: si incluso los filósofos piensan que no pueden saber nada con total certeza —y están perfectamente de acuerdo con mantener esa opinión—, ¿por qué los cristianos empezamos a sudar la gota gorda cuando un escéptico nos exige que demostremos, al 100%, que Dios existe? Ejem. Si van a hacer esa afirmación, primero deberían demostrar con la misma medida que Él no existe.

Escribe Lenny Esposito en su impactante artículo de ComeReason.org: "Parece que muchas personas que objetan al cristianismo quieren que los cristianos hagan todo el trabajo y den una respuesta a cada matiz de su sistema de creencias, pero no se sienten obligados a hacer lo mismo. Lo que me molesta es que muchos cristianos aceptan esa premisa y hacen mucho trabajo cuando, para empezar, la persona que objeta realmente no estaba interesada en la verdad. Ahora bien, algunas personas buscan sinceramente respuestas, y deberíamos ser capaces de darles buenas razones para creer en lo que creemos. Pero si el escéptico considera importante que tengas razones para tu fe, entonces debería ser igualmente responsable".

¡Amigos! Dejad de pensar que tenéis que ser una enciclopedia cristiana, ¡o que el cristianismo se desmoronará si no podéis responder a todas las preguntas! No eres Dios; no tendrás todas las respuestas para esta vida loca.


¡Hasta la Madre Teresa tuvo dudas!

Sin duda, la duda sólo afecta a los cristianos "débiles", ¿verdad? No. La duda afecta incluso a los más destacados.
Muchos influyentes maestros y líderes cristianos han reconocido públicamente sus dudas,—entre ellos el Papa Francisco, C.S. Lewis, y Charles Spurgeon. Más cerca de casa, Sean McDowell ha compartido que su naturaleza le lleva a ser un "escéptico constante". Duda, por ejemplo, de sus compras, de sus elecciones diarias y, efectivamente, de sus creencias espirituales. McDowell ha dicho que sus dudas pueden sentirse "aplastantes". (¿Te identificas?) Pero no considera la duda como una debilidad vergonzosa, ya que le empuja a estudiar, pensar, cuestionar — y compartir sus descubrimientos para fortalecer la fe de los demás.

La asombrosa la Madre Teresa (contenido en inglés) también tenía dudas aplastantes, como supo el mundo cuando se publicaron sus cartas privadas. Los medios seculares la tacharon enseguida de "falsa", "mentirosa" y "farsante". Sin embargo, en este relato de Enns, nos adentramos en su profunda fe:

"En 1975, el filósofo jesuita John Kavanaugh fue a trabajar durante tres meses a la 'casa de los moribundos' de Calcuta con la Madre Teresa. Buscaba una respuesta a algunas luchas espirituales. En su primera mañana allí, conoció a la Madre Teresa. Ella le preguntó: '¿Qué puedo hacer por ti?' Kavanaugh le pidió que orara por él. Ella le preguntó: '¿Por qué quieres que ore?' Él respondió con la petición que fue la razón por la que viajó miles de kilómetros hasta la India: 'Reza para que tenga claridad'. La Madre Teresa dijo con firmeza: 'No, no lo haré'. Cuando él le preguntó el porqué, ella respondió: 'La claridad es lo último a lo que te debes aferrar y de lo que debes desprenderte'. Cuando Kavanaugh dijo: ‘Siempre pareces tener claridad’, la Madre Teresa se rió y dijo: 'Nunca he tenido claridad. Lo que siempre he tenido es confianza. Así que voy a orar para que confíes en Dios'".

El mundo podría etiquetarnos de cristianos "falsos" cuando la duda nos empuja a cuestionar nuestra fe. Pero, en realidad, admitir nuestras dudas nos sitúa directamente en la Zona Auténtica. Y es justo ahí donde Dios puede empezar a hablarnos con claridad. (Lo único que Él podría decir ahí, por cierto, es: "Teresa, no necesitas saberlo ahora mismo. Solo confía"). 


Enfrenta tus dudas, mira a dónde te lleva

Entonces, ¿qué te preocupa de la duda? ¿Pretendes, como muchos líderes eclesiásticos, que tu fe nunca flaquea? 

Admito que a veces dudo de que Dios esté obrando para mi bien. Hay cosas por las que oro y que Él no me proporciona. En esos momentos, tengo que recordar mi visión limitada. Como la Madre Teresa, también me pregunto a menudo por qué un Dios grande y poderoso permitiría tanta maldad y dolor en este mundo. Sólo tengo dos opciones: tomar el camino fácil —decidir simplemente que Dios no es ni grande ni bueno (posiblemente esté dormido al volante)— o decidir buscar respuestas para comprender Su naturaleza y lo que dice sobre nuestro libre albedrío y las consecuencias del pecado.

Aun así, la duda puede ser paralizante. Pero es importante que presionemos, porque al presionar encontramos respuestas y fortaleza.

Me encanta la canción "Even If" del grupo cristiano MercyMe. Capta la dirección en la que creo que debería dirigirse todo cristiano: hacia la fe, a pesar de la duda. He aquí solo algunas de las letras de la canción: "Dicen que sólo se necesita un poco de fe para mover una montaña. Pues bien, un poco de fe es todo lo que tengo ahora mismo. Dios, cuando decides dejar las montañas inamovibles, dame la fuerza para poder cantar que mi alma está bien". Otra canción de MercyMe igualmente impactante: You Are I Am [Tu Eres Yo Soy].

Entonces, ¿cómo manejamos constructivamente la duda? En primer lugar, identificando fuentes fiables. Y por último, reconociendo cuando "Hay que desistir y dejar a Dios".

Pero mientras estamos a la caza de la verdad, debemos desarrollar nuestra capacidad de pensar críticamente, con pensamiento racional y lógico. Necesitamos reconocer dónde estamos viendo los prejuicios y suposiciones de los demás en lugar de la verdad. Y luego tenemos que admitir nuestros propios prejuicios. Está bien cuestionarlo todo, ya que creerse la mentira paralizante de que los cristianos deben vivir con "una fe ciegaen realidad no produce una fe con fundamento.

El pastor Timothy Keller utiliza una útil analogía para mostrar por qué es fundamental que veamos la duda bajo la luz adecuada:

"Una fe sin dudas", dice, "es como un cuerpo humano sin anticuerpos. Las personas que van alegremente por la vida, demasiado ocupadas o indiferentes para plantearse preguntas difíciles sobre por qué creen lo que creen, se encontrarán indefensas tanto ante la experiencia de la tragedia como ante las preguntas inquisitivas de un escéptico inteligente. La fe de una persona puede derrumbarse casi de la noche a la mañana si a lo largo de los años no ha escuchado sus propias dudas, que sólo deberían descartarse tras una larga reflexión. Los creyentes deben reconocer sus dudas y luchar contra ellas, no sólo las propias, sino también las de sus amigos y vecinos".

Adelante, admite tu duda. Solo no te detengas ahí. Pónte en acción. Dile a Dios tus dudas y pídele ayuda para encontrar respuestas verdaderas. A Él le encantará. Al igual que Él te ama a ti.

Evidence book cover Apologists

Esta publicación del blog destaca el clásico apologético de Josh y Sean McDowell, recientemente revisado, Evidencia que Demanda un Veredicto. Estamos seguros de que este recurso totalmente actualizado y ampliado será una herramienta eficaz de evangelización para ti, y fortalecerá tu fe respondiendo a las preguntas más difíciles que te lancen los escépticos. Sabe lo que sabes, porque es verdad. ¡Pero comparte esta verdad con AMOR!

Si quieres empezar por la primera entrada del blog de esta serie, haz clic aquí Apologética: ¿Disculparnos por Creer en Dios?

 

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