Puede parecer extraño hablar de dolor en la vida cristiana moderna. Si examinara la predicación y la música de adoración de hoy, probablemente tendría la sensación de que se supone que la vida cristiana es un estado perpetuo de felicidad, o que la felicidad se puede obtener en cinco simples pasos.
Sin embargo, muchos creyentes están atrapados en un estado perpetuo de dolor. Tal vez ese dolor sea soledad, depresión, ansiedad o una combinación de estos dolores. ¿Cómo debemos entender estas luchas y cómo oramos con Dios en medio del dolor?
¿Qué pasa con el lamento?
Quiero dejar claro que el principal modo de existencia de la vida cristiana debe ser el gozo, no el dolor de un mundo caído.
El tema del gozo está en todas las Escrituras, y se presenta como una bendición que Dios en su gracia da a los creyentes (Lucas 1:14, Juan 15:11, Nehemías 8:10, Salmos 16:11, 1 Pedro 1:8, Filipenses 4:4). El gozo caracterizó a los primeros cristianos (Hechos 8:7-8, , Hechos 16:34), incluso en períodos de persecución o dificultad (Hechos 5:41, Romanos 5:3, Santiago 1:2). El gozo es considerado un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).
El problema es cuando tenemos ese molesto sentimiento de que deberíamos estar felices todo el tiempo, o cuando algo anda mal con nosotros..
Aquí está la cosa: La Biblia reconoce que hay dolor en la vida cristiana. Cuando leemos los Salmos, vemos tanto oraciones de alabanza como de lamento. y de hecho, las oraciones de lamento comprenden la sección más grande de los Salmos. Si quieres aprender cómo orar a Dios en tu dolor, prueba a rezar algunos de los lamentos. Los ejemplos incluyen Salmos 22, 39, 59, 74, y 109.
Toma nota: te costará rezar los lamentos si crees que debes presentar una versión limpia de ti mismo a Dios para no ofenderlo. Las oraciones de los Salmos de lamento no reflejan esto. El salmista se entrega en oración a Dios; no un feliz avatar falso de sí mismo. Él está expresando sus sentimientos honestos. Él está siendo real.
Hacer las preguntas correctas en nuestro dolor
Cuando experimentamos dolor en la vida, a veces solo necesitamos hablarlo con alguien. Muchos de nosotros ya hacemos esto con otras personas, como deberíamos. Pero Dios también está disponible. La Oración no es una conversación unidireccional, sino un compromiso dinámico con el Dios que habla.
Considere el Salmo 139:23-24: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos ansiosos, mira si hay en mí algún camino ofensivo, y guíame en el camino eterno". El salmista le pide a Dios que realice un diagnóstico en su corazón y dirija su camino en consecuencia.
A la luz de esto, puede que nos resulte útil hacerle algunas preguntas a Dios y luego dedicar tiempo a escuchar Su voz...
- Señor, ¿por qué fue tan difícil para mí lidiar con esto?
- Señor, ¿por qué estoy abatido?
- Señor, ¿cómo proceso lo que acaba de suceder?
- Señor, ¿por qué me siento así por esta persona?
- Señor, ¿dónde estás en esta situación?
- Señor, ¿cómo puedo estar contigo en medio de esto?
- Señor, ¿qué tienes aquí para mí?
Da tiempo a estas preguntas, tal vez 10 o 15 minutos para cada pregunta que elijas hacer. Si no escuchas nada, no te preocupes; solo siéntate con Dios en silencio. De cualquier manera, estás con Dios, y Dios puede usar eso de manera poderosa. Si escuchas algo en tu mente, procesa esos pensamientos y usa tu propia sabiduría dada por Dios para discernir si tus pensamientos son buenos y bíblicos. Puede ser que Dios te acaba de hablar, o que Dios trajo algo a tu mente que estuvo ahí todo el tiempo.
¿Esta práctica te curará de la depresión y la ansiedad? Espero que ayude. Pero el propósito de este ejercicio es principalmente aprender a orar con Dios en tu dolor. No se trata de resultados; se trata de la relación.. Si estás con Él, lo estás haciendo bien.
Próximos pasos:
- ¡Nos encantaría orar por ti! Envíenos una solicitud a través de esta forma.
- ¿Quieres tener una relación con Dios? Empieza aquí.
- Imprime estos versículos de la Biblia sobre la oración (contenido en inglés). Léelos. Memoriza uno o dos que te hablen.
- Ponte al día con nuestras publicaciones de Hacia la Plenitud ¡Experimenta a Dios de una manera más profunda!
